RESUMO
El conocimiento de la angiología es complejo y, cuando pretendemos profundizar en el pasado, es preciso recurrir a los aspectos documentados en los tratados de historia de la medicina. La paleopatología es una ciencia que puede demostrar la existencia de enfermedades en la antigüedad y retroceder en el tiempo más allá del testimonio escrito, incluso hasta el origen de la vida, y en todo caso, del hombre. Definimos la paleoangiología como el estudio de las vasculopatías sobre restos humanos antiguos, momificados o esqueletales. El análisis de estos restos durante los últimos 150 años ha generado un amplio registro de lesiones relacionadas con el aparato circulatorio y permite observar los lejanos arcanos de la mayor parte de la patología angiológica que hoy diagnosticamos y tratamos. La patología vascular evoluciona con el propio género humano, y es éste el medio en el cual la enfermedad aparece, se desarrolla y produce sus efectos lesivos o deletéreos. Sorprende el hallazgo de algunas de estas enfermedades, en especial de la aterosclerosis, con una prevalencia inesperada en sociedades cuyos factores de riesgo no se corresponden con los de la actualidad; ello puede generar reflexión e incluso debate. En cualquier caso, este artículo pretende llamar la atención sobre un aspecto apenas conocido de la angiología antigua, que ayuda a contextualizar nuestro trabajo en un marco científico y erudito (AU)
